miércoles, 12 de noviembre de 2014

Sigue adelante


Los dedos se deslizaban, suaves, por el instrumento. Podía sentir como las cuerdas vibraban bajo sus dedos, limpias y únicas. Sara no tocaba ninguna partitura en especial, tenía los ojos cerrados y simplemente dejaba que las notas fluyeran por sus dedos y por su arco, tan puras como su propia alma podía crear. Y es que, para ella, la música siempre había sido la salida a unos pensamientos oscuros y profundos. La única manera que tenía de soltarlos.
La ira que se acumulaban en su pecho durante días conseguía desaparecer y volar alto mientras estaba con su instrumento. Todos sus compañeros, sus padres, sus rollos de una noche... todo volaba y se alejaba de ella si estaba acompañada de su música. Las horas de ensayo se volvían las más esperadas de un día que parecía no tener fin. Y así, un día tras otro, cada vez le sorprendían menos la mierda que le esperaba al salir del conservatorio.
Tenía la sala reservada durante 20 minutos más y llevaba allí casi dos horas. Dos horas diarias de liberación que la habían convertido en la mejor alumna de su curso, sin que los demás compañeros entendieran por qué le iba la vida en ello. Tan sola, tan orgullosa, que nunca había admitido que no le gustaba estar en esa situación.
<<Simplemente aguanta y sigue adelante>>
Su música, irremediablemente, adquirió un tono más lento y melancólico al pensar en su madre. La melodía fluía, esta vez en compases más tranquilos, y mostrada la parte más oculta de su corazón, que siempre había tratado de mantener bajo control. ¿Tenía esperanzas de salir de allí? Por supuesto que las tenía. Un día, cuando su madre consiguiera el valor que le faltaba, se irían las dos de vuelta a Dinamarca, lejos del dolor y las malas decisiones tomadas.

Notas lentas, melancólicas y únicas. Si en algún momento de su vida llegara a mostrarse tan vulnerable con alguien, sólo sería capaz de hacerlo con la música, no con las palabras. La música fluye, engancha y sirve de liberación para aquellos que puedan entenderla y abrir su mente a ella. Sin palabras, sin sentido, sólo música. Sólo compases, notas, acompañamientos, partituras  y movimientos de arco.



domingo, 9 de noviembre de 2014

Nuevos proyectos

Estoy a tope. Que no escriba en el blog no significa que no esté escribiendo: me estoy decantando por guiones de cortometrajes, que en el fondo es como ser cuentista.
Pasito a pasito, todo llega

jueves, 6 de noviembre de 2014

Lo llevo bien

Hace siglos que no escribo, lo sé. La cosa se ha complicado en estos últimos años y había dejado la literatura aparcada, pero no quiero que sea así más tiempo. ¡Reiniciamos!

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La hierba crecía, tímida, bajo los rallos de sol con los que amanecía cada mañana. Sus pequeños y frágiles cuerpos filamentosos se desperezaban de la larga siesta que llevaban soportando todos aquellos meses en sus semillas. Poco a poco, y lentamente, abrían sus ojos al nuevo mundo.

Encima de sus cabezas, las finas hierbas podían ver como un árbol, algo diferente a los demás, se mantenía orgulloso e inquebrantable. El sol se reflejaba en el árbol y deslumbraba a las hierbas que crecían debajo, dando luz a un invierno extrañamente caluroso.

Pero la hierba, al cabo de unos días de maduración, comprendió que no se trataba de un árbol al uso. En su tronco se vería atrapado un hombre: su torso se contorneaba creando nudos que, en realidad, formaban una figura humana. Muy quieta, con la cabeza hacia el suelo, el árbol humano parecía contemplar y velar porque las hierbas que estaban a sus pies crecieran sanas y salvas.

No se sabía qué había sido antes, si el árbol o el hombre. Lo importante era que con el tiempo habían terminado siendo uno solo. Lloviera o nevara, la paciencia de ese árbol humano parecía infinita.


Sobre su cabeza las ramas parecían hablar a gritos a su alrededor: pensamientos, emociones, sentimientos, miedos y locuras huían en todas direcciones desde la punta de sus dedos. Pero a pesar de la locura que se extendía más allá de su cabeza, el cuerpo mantenía la calma. A pesar de todo lo que ocurría más allá, el árbol hombre parecía decir "lo llevo bien".

"Lo llevo bien", la obra del escultor Julio Nieto que es protagonista de este relato

martes, 10 de julio de 2012

La belleza según Juan Ramón Ribeyro

“A doscientos metros no podemos saber si una mujer es bella. A unos centímetros todas son iguales.
La percepción de la belleza necesita cierto margen espacial, que varía no solo de acuerdo al observador, sino también de acuerdo al objeto observado. Entre nosotros decíamos sobre algunas mujeres, utilizando una expresión ya convenida, ’tiene buen lejos’, pues a cierta distancia parecía guapa, pero apenas se acercaba no lo era. Otras en cambio tienen ’buen cerca’, pero al alejarse notamos que son desproporcionadas o flacas o con las piernas torcidas.
¿Qué distancia debe servirnos de patrón para dar un veredicto estético sobre una persona? Un amigo, a quien hice esta consulta, me respondió: ’La distancia de la conversación’”.

- Julio Ramón Ribeyro

domingo, 1 de julio de 2012

Estudio en Escarlata, de Arthur Conan Doyle (1º novela de Sherlock Holmes)


Estudio en Escarlata es la primera novela detectivesca protagonizada por Sherlock Holmes.  Escita por Sir Arthur Conan Doyle, se publicó por primera vez en 1887 y fue el inicio de una serie de novelas protagonizadas por el detective Sherlok Holmes.
La historia está enfocada como una crónica escrita por Watson, que comienza cuando conoce a Sherlock y deciden compartir juntos el alquiler de una casa. Pronto Watson –médico retirado del ejército- se ve envuelto en el misterio que Shelock Holmes se propone desvelar: un cuerpo aparece en una casa abandonado, sin signos físicos de violencia pero claramente asesinado. Un anillo de mujer, manchas de sangre en el suelo y una extraña inscripción completan el escenario del crimen.


La novela me ha parecido muy entretenida. No soy asidua de las novela de detectives –esta debe de ser la tercera que leo-, pero continuaré con toda la serie de Sherlock. Los personajes están bien definidos, y aunque hay veces en las que la historia avanza porque tiene que avanzar (Sherlock siempre sabe algo y ha deducido algo, aunque como lector sabes que es imposible que deduzca tanto sin equivocarse nunca), esas pequeñas inconexiones se perdonan.
Muy recomendable. La prosa es muy amena y la trama resulta interesante y enigmática.  No se dejan flecos sueltos y todo queda bien hilado al final.

Definitivamente, Estudio en Escarlata es una buena novela de misterio. Merece la pena.


domingo, 24 de junio de 2012

jueves, 21 de junio de 2012

Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury



Crónicas Marcianas es una recopilación de relatos escritos por Ray Bradbury, publicado en 1950. Junto con Fahrenheit 451 es el libro más conocido del escritor estadounidense, un referente en la literatura de ciencia ficción.
                A pesar de tratarse de una recopilación de relatos, estos siguen una línea argumental fija: cuentan la historia de la colonización, el asentamiento y la destrucción de Marte, desde la primera expedición terrestre en enero de 1999 hasta octubre de 2026.
                Cuatro expediciones son necesarias para que los humanos colonicen finalmente el planeta vecino. Las tres primeras fracasan estrepitosamente, pero es en la cuarta cuando los astronautas recién llegados descubren que los marcianos han muerto de varicela y pueden quedarse con el planeta rojo sin problemas.
                Es un libro maravilloso que merece ser disfrutado con lentitud. Nos asombraremos al descubrir cómo imaginaba Ray Bradbury que serían los viajes fuera de nuestro planeta, y disfrutaremos al máximo con la imaginación del escritor.


El principio de Marte, el fin de la Tierra
Después de la colonización de Marte, la raza humana viaja al planeta en busca de un nuevo hogar. Es una repetición de la colonización que sufrió América a finales del siglo XV, con el mismo resultado hacia los habitantes previos del lugar.
                Pero la colonización de Marte supone la extinción de los marcianos, y de la Tierra, debido a una guerra nuclear que allí estalla. Los humanos que se trasladaros a Marte vuelven a su planeta natal cuando estalla la guerra, para estar de nuevo con sus familiares. Y Marte vuelve a quedarse abandonado, ya sin habitantes propios ni extranjeros.     
                El libro, en clave de relatos muchas veces tiernos y otros realmente aterradores, no hace más que criticar el modo de vida humano, que llega incluso a suponer el fin de la vida extraterrestre. Es la inconsciencia humana la que destruye todo a su paso. El ansia colonizadora arrasa sobre todas las cosas, sin plantearse si realmente es necesaria tanta destrucción.


El futuro visto desde el pasado
Cuando se escribió el libro se creía que Marte estaba poblado por extraterrestres, que no eran más que humanos con colores de ojos y de piel diferente a los nuestros. Se imaginaba que Marte tenía un cielo azul, mares, plantas, ríos y ciudades habitadas, exactamente igual que la Tierra. También hay atmósfera, que permite a los humanos recién llegados bajar del cohete como si acabaran de llegar a su casa.
                Los marcianos poseen poderes telepáticos, que les permiten crear ilusiones para los recién llegados y comunicarse con ellos a pesar de que no hablar el mismo idioma. 

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Esta será mi colaboración al número de julio de Más Literatura, que será un número dedicado al escritor Ray Bradbury. ¡Cuando salga haré una entrada!